Langostas del
deseo:
Sin hambre y
sin libido.
La ñata rota
como es sabido,
mocos
sangrientos.
Que a la
mañana, mi mañana que es tu tarde, dejo en la palangana del baño cuando me
levanto a lavarme la cara.
Sedientos
deseos de automutilación cada vez que me veo en el espejo
pero el hastió
me impide clavar este cuchillo en mi cuello.
Sin sueño.
Sin brío.
Me rio del ácido
diluido que compone eso que miras.
Trato de caer
en el olvido.
Derretido.
Los ojos y los
pies, fríos.
Vertido en el piso
me desmayo (al menos no sobre mi vomito como antaño).
Desparramo odio
y aborrecimiento, en cada letra que escribo,
en cada mirada
que lanzo.
Sueños de
desiertos negros
y coños
abiertos.
Gritos
inciertos desde el abismo.
Langostas del
deseo devorándonos.
Camino a mí
mismo, te encuentro.
Y yo ya no te
buscaba más (ni a vos ni a mí).
Todo se detiene
en el instante eterno que debe de morir.
Epifanía del corazón,
vivir en la sinrazón.
Desilusión en
ciernes.
En el umbral la
desgracia,
como todos los
viernes (padre por qué me has abandonado),
en la ciudad
basura artificialmente iluminada los
lentes negros
me protegen de Dios.
Lentes negros
que me protegen de vos, el otrx que no quiero conocer.
Deseos
estereotipados (que hay de malo que me mande un dedo por el ano),
¿acaso no tenes
orgasmos con mi lengua hurgando por ahí?
En tu herida
llena de pelos.
Peliaguda
situación.
Sentimientos
enlatados.
Sexos
fisurados.
Cuerpos ¡llame
ya!
(Ya no me
llames más)
Romántica melancolía
de vida, siempre sentimos que nacimos fuera de tiempo
-¿o solo soy yo?-.
Se nos escapa día
a día
entre suspiros
y taquicardias el tiempo diluido en las entrañas.
Que entrañable
decepción.
¡Apúrate! No
quiero llegar tarde a mi muerte.
Se descompone
el tiempo como un cuerpo olvidado en el baldío atrás de la boca, allá dónde
termina la calle de pedregullo al lado de los coches quemados.
Se arrastra como
un niño hambriento, este sentimiento.
Sobrepasado el
deseo.
¡Langostas!
La muerte
inminente nos llama a la cama.
Y las miradas
son escombros de nada.
El pasado
suturado en la piel.
El corazón
supura ácido de Xenomorfo, la sangre de los consumidos.
Si no abusas de mí nunca estaré tranquilx.
o me enamoraré.
On the Silver Globe, 1988, Andrzej Żuławski.
The Island on Bird Street, 1997, Søren Kragh-Jacobsen.
On the Silver Globe, 1988, Andrzej Żuławski.
The Man Who Shot Liberty Valance, 1962, John Ford.

























Comentarios
Publicar un comentario