Ir al contenido principal

Prefiero la nada

 Prefiero la nada:



Quisiera llorar, estallar en lágrimas

que laven mi dolor, pero no puedo,

de mis cuencas, no salen lágrimas.

Tal vez las gaste, cuando era demasiado joven y demasiado rápido; horrible es el conflicto en uno, cuando sabes que estas mal pero tu cuerpo se niega a expresarlo, a descargar, creo que siempre me gusto cargar con mi dolor. -Es tu cruz, me diría un cristiano mal parido.

Quisiera gritar, pero no, no sale ningún sonido, tal vez este afónico de otros gritos en otros tiempos.

Quisiera dar mi cabeza, una y otra vez, contra la pared, hasta que brote mi cerebro, total, dicen, que ya no sirve para nada, que no es lo que solía ser, y tal vez, tal vez tengan razón, simplemente soy tan estúpido que no me daba cuenta.

Patéame, luego, mientras estoy en el suelo, sigue pateándome, ya habías empezado antes de que te lo hiciera notar, antes de que lo hicieras consciente, hazme temblar con tus patadas, como tiemblan mis manos, al momento, de escribir esto.

¿Te conté que soy muy trágico? A veces mi mente es un infierno, cuando se abre la puerta de los afectos.

Entre sentir dolor, vacío y angustia, preferiría no sentir nada.





 

Comentarios

Entradas más populares de este blog

Collage VIII

  Collage VIII   -Alusivo lascivo-:   Viaje exterior hacía uno mismo. Muéstrame tu metáfora impura y hazme tuyo con palabras. Macabras. Vivo en tu vagina parlante. Duermo entre tus pliegues. Fricciones internas generan calor. Nos devoramos como lobos salvajes. Charquitos de sangre por el piso. Voy por ti como una niebla verde.   Experto en tu juego me voy convirtiendo en creyente de vos. Cruzando el umbral reina el deseo. Pulsión de destrucción. Dormir con la muerte. Despertar con la vida. Mientras la retina no retiene la rutina. Un recto y una línea. En la mente resuena: "El silencio es la mentira alternativa".   En una calle de Montevideo pasada la medianoche. Recostado en un árbol. Los autos pasan sin cesar. Medio ebrio en una parada le doy patadas a la nada. Las luces de los coches estallan en colores distorsionados. Rostros fragmentados que despiertan a tu lado. Recostado a un árbol, mas...

No te puedo escuchar

No te puedo escuchar: Cuando entenderemos que las palabras no significan nada, que las palabras no significan nada.  ¡Nada! Símbolos vacíos de nuestro fastidio. El momento más oscuro. La noche más negra. O el grueso bello de tu pubis esbelto. O seras un demonio que habita en mi mente. Con el cual discuto diariamente. Los caídos algún día se levantaran a luchar para salvar a los vivos. Se despejaran los gruesos nubarrones. Exiliados del tiempo y sin destino. Eléctricos y distorsionados. Contundentes, rotos y desprolijos. Convertidos en elegantes cadáveres. Con miedo a la vida y terror a la muerte. Abatidos disonantes. Craneotomías constantes. No podremos ocultarnos en la oscuridad. Ya no… No hay abrigo en el negro manto. Tratas de gritar, no voy a escuchar. No te puedo escuchar. En el vacío. No te puedo escuchar. En medio del pánico. No te puedo escuchar. Mientras este temblando. No te puedo escuchar. Paraliz...

Previo a gatillar

  Previo a gatillar : Difícilmente tengas discusiones si no hablas con nadie. Lo social es tensión y conflicto. Difícilmente tengas certezas sin ver a nadie. La vida es sufrimiento y dolor. Eventualmente, tendrás que tocar. Debo volver a ensuciar mis pensamientos, para asirme a vos, aferrarme a vos. El inversor es el invasor, el asesor cerduno, el censor sacado. Memorias suicidas del segundo previo a gatillar. Secuencias mecidas del minuto previo a dormitar. El tiempo muerto ciénaga de la acción, fusión, razón emoción, función. Sensación de sanción trasladada del habla al tacto, Recorre el tracto, recobra el halito. Yace en el acto. Cesación del impacto, embestidas altivas y salvajes, y dónde está el amor te preguntas en cuclillas de pie. Y dónde está el amor? Te preguntas en posición fetal. El amor está en el marrón de mi calzón. El amor ese extraño que te garcha en el baño de un boliche en ebriedad. Si tu principio es pasarla mal hay al...

Lectores